© Raúl Jodra
Blog Basket
Foto de Markus Spiske (Unsplash)
Las ligas del COVID

Empieza una nueva temporada que no dejará indiferente a nadie, hay ganas de baloncesto. Son muchos meses sin hacer lo que nos gusta y ahora, sintiendo todavía una gran incertidumbre y, a pesar de los nuevos protocolos de actuación que se van implementando, la sensación es que no hay un consenso claro sobre cómo proceder.

El baloncesto amateur es ahora una gran incógnita. La LEB Plata, LF, LF2, EBA y categorías autonómicas van a sufrir sus consecuencias, sin olvidarnos del baloncesto de cantera. Porque todavía nos hacemos muchas preguntas.

Nos enfrentamos a una liga llena de partidos suspendidos, calendarios modificados, clasificaciones irreales y dinámicas de equipo muy complicadas. Las condiciones de los equipos serán desiguales. Se podrán dar situaciones en las que, por ejemplo, un equipo se enfrente a otro en el que 3, 4 o 5 jugadores de ese equipo no hayan podido entrenar durante 14 días. ¿Cómo afectará esto a las dinámicas? ¿Cómo podemos anticiparnos los entrenadores a esas situaciones? Tendremos que evolucionar.

El motivo de escribir esto no es el de generar más dudas sino el de prever soluciones en lo que realmente si podemos controlar, que es el baloncesto. Jugadores que entrarán, jugadores que saldrán, jugadores del segundo equipo o junior para reforzar, competiciones paradas durante 2, 3 o 4 semanas y reincorporación a las mismas. La dificultad de este año residirá en la planificación y en tener claro cómo proceder en todas esas situaciones.

Para mí, la pretemporada es fundamental. Sentar las bases, imprescindible. Cada año es importante, pero sin duda, este año mucho más. Y, sobre todo, teniendo en cuenta las cargas de los jugadores, entrenar el máximo posible.

No paro de oír decir que no se va a poder jugar, pero como entrenadores nuestra responsabilidad es preparar a nuestro equipo para jugar. Y, saber que, si nos paran, habrá que volver a empezar. Por tanto, mi mentalidad esta pretemporada es ganar tiempo al tiempo. El camino andado deja huella.

Conceptos claros y sencillos, muy bien trabajados, con mucho espacio para que el jugador, que tras muchos meses parado está hambriento de balón, piense, disfrute y desarrolle su creatividad. No los perdamos en sistemas largos, complejos y cerrados. Necesitan explayarse, liberarse y los entrenadores debemos entender este nuevo contexto y aprovecharlo para hacerlos crecer. Así que, como todo en la vida, las ligas del COVID pueden ser vividas como un problema o como una oportunidad. Nosotros elegimos.